Un clásico argumento de las personas que
defienden el aborto es el siguiente: “¿te gustaría que le pusieran una pistola
en la cabeza a tu padre/hermano/hijo y lo mataran? Ah! Es lo mismo que abortar.”
En otras palabras, están diciendo que abortar es igual a matar a una persona.
Hay un sinnúmero de diferencias entre estas dos acciones, pero yo me quiero
centrar sólo en un ejercicio mental mostrando dos paralelos que pueden iluminar
esta discusión.
Semilla-Alerce de 500 años: Nadie puede decir
que es lo mismo sacar una semilla de alerce de la tierra, que talar un alerce
de 500 años. Esto se confirma al darse cuenta que tenemos leyes que prohíben la
tala de alerces en Chile; algo que por razones obvias no ocurre en el caso de las semillas. Esto de ninguna manera
quiere decir que la semilla no sea valiosa o importante. Es más, si es que se
le diera el ambiente apropiado, y se afirmara en la tierra, está la posibilidad
en que se convierta en un lindo y milenario alerce. Pero en el estado de
semilla, simplemente no tiene el mismo valor que el Alerce.
Huevo-Pollo: Algo similar ocurre al pensar de
esta forma entre un huevo y un pollo. Cuando alguien se come un huevo, no dice estoy
comiendo pollo; dice me estoy comiendo un huevo. Sin embargo, ese mismo huevo,
si es que las circunstancias hubiesen sido diferentes, por ejemplo si es que se
hubiese quedado con el calor de su gallina-madre o bajo esas luces infrarrojas
donde se incuban, un pollito después de alrededor de 21 días hubiese salido de
su cascarón. Cuando uno se come un huevo, no piensa en que se podría haber
comido un pollo. Son simplemente cosas diferentes.
¿Por qué entonces – me pregunto yo – gente
piensa de otra forma cuando transferimos la conversación a seres humanos?
Entiendo que hay gente que piense que los seres humanos son más valiosos que un
árbol o que un pollo. Está bien. Pero el paralelo entre embrión y persona no
tiene por qué ser diferente. En otras palabras, el embrión y la persona son dos
tipos de entidades distintas. Lo que, vuelvo a repetir, no quiere decir que un embrión
no sea importante. Y que el tema sea más delicado cuando se habla de seres
humanos. Por ejemplo, una pareja con problemas para concebir puede darle un
valor incalculable a un embrión fecundado, implantado y con posibilidades de
crecer. Porque podría, en un futuro, convertirse en el hijo que anhelan. De la
misma forma que tendría el valor de un huevo si fuese el último pedazo de
comida que uno tiene en la mitad del desierto y que le puede a uno salvar la
vida. Sin embargo, el huevo es un huevo, y el embrión es un embrión. No son ni
un pollo ni una persona. Entonces, me cuesta entender el argumento de que
abortar un embrión es lo mismo que matar una persona. ¿Cuándo el embrión pasa a
ser persona? Es una pregunta para otra (y muy larga) discusión.
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