En mi experiencia como biólogo, me topé varias
veces con el nombre de Humberto Maturana. Sin embargo nunca tuve la oportunidad
de estudiarlo a fondo, o leer alguno de sus libros. Finalmente, hace poco
tiempo atrás, decidí leer una de sus obras y creo que elegí la correcta: The Origin of Humnanness in the Biology of Love
(2009). Fue toda una experiencia.
Humberto Maturana |
La tesis principal de este libro busca explicar
la forma en que el ser humano, como una nueva especie, surge desde nuestros
primates más cercanos. Nos explica que la principal diferencia que hay entre un
ser humano y otros primates es que nosotros hemos tenido la capacidad de
alargar y mantener a lo largo de nuestra vida, una característica que los
primates sólo tienen durante un tiempo limitado de su existencia: el amor mutuo
y entrega total que existe en la relación entre madre e hijo/a.
Por un lado, tenemos a los chimpancés como
nuestros primates más cercanos. El estudio de estas especies nos dice que ya en
ellos existe espontáneamente un amor incondicional entre madre e hijo/a. Esta
característica se mantiene sólo durante cierta edad del hijo, y no se expande a
otro tipo de relaciones, como por ejemplo entre machos. Una vez que esta etapa
se termina, el chimpancé comienza la búsqueda del objetivo principal de estas
especies: el control y dominación del grupo-tribu al que pertenecen. El más
fuerte dará protección al resto, a cambio de que las hembras cuiden a los más
jóvenes, y que ningún otro macho se vaya a interponer en su camino. No existe
una lealtad hacia otro par, a no ser que tenga asociada una ventaja, como la
protección temporal o cooperar para dominar un enemigo en común.
La tesis de Maturana y la Dra. Verden-Zoller
nos dice que en algunas de las primeras tribus humanas, millones de años atrás,
ese amor que inicialmente es inherente a la relación madre-hijo/a se expande a
todo tipo de relaciones en esa familia: entre el hombre y su mujer, entre el hombre
y sus hijos/as, y entre familias/tribus viviendo juntos. De esta misma forma es
que también nace la ética, que no es otra cosa que preocuparse y darle valor
intrínseco al prójimo. Esto quiere decir que nuestra biología, como seres
humanos, nos entrega la capacidad de cooperar en el amor en vez de tratar de
dominarse unos a otros (algo que luego ocurriría ineludiblemente en la historia
de la humanidad). La ventaja es que la capacidad de cooperación y amor abre un
camino a infinitas posibilidades de interacciones y desarrollo, en vez de
siempre dirigir el enfoque hacia controlar y dominar, como un fin en sí
mismo. Nosotros tenemos la capacidad de
cooperar con otros en el amor que nuestra biología nos permite; y la
cooperación en el amor nos da combinaciones ilimitadas para surgir y
desarrollarse.
Entiendo que esta idea, así a buenas y
primeras, es difícil de digerir, ¿qué es lo que realmente quiere decir esto?
Por lo que yo tenía entendido, lo que nos diferenciaba de manera más clara con
otras especies de primates cercanos a nosotros, era nuestra inteligencia.
Un tiempo después de yo haber leído el libro,
me topé en la televisión con la película The
Rise of the Planet of the Apes, la versión del 2011 de la clásica serie de
películas de los Planetas de los Simios. En esta película, el personaje
principal es un científico encarnado por James Franco, que desarrolla una
vacuna genética que permite la regeneración neuronal, proyectándose como una
cura para problemas como el Parkinson o el Alzheimer, y la prueba en chimpancés.
El chimpancé principal de esta película es el hijo de la chimpancé que había
obtenido el mayor desarrollo intelectual a causa de las pruebas con la vacuna
genética. Este hijo fue adoptado por el científico (su madre sufrió un ataque
de agresividad y la mataron) y tuvo mayormente interacción con seres humanos.
Sus niveles de inteligencia eran altísimos, mencionando que a los cinco años
tenía la inteligencia de un niño humano de ocho. Eventualmente, el chimpancé
crece, tiene un episodio de agresividad por lo que es llevado a un “orfanato”
para primates, donde por su inteligencia se vuelve en el líder de los primates
confinados con él, creando una revolución y haciendo que todos escapen. Su
instinto lo lleva a controlar y dominar a todos sus pares, para luego empezar a
tratar de controlar y dominar a su dominador principal, el ser humano.
Al ver esto inmediatamente pensé en el libro y en la tesis de Maturana. No importa cuán inteligente sea un primate como el chimpancé, incluso como en este caso ficticio en el que el chimpancé tiene una inteligencia superior a un ser humano promedio. Lo que nos hace diferenciarnos de ellos como especie, es que nosotros tenemos la capacidad de amar y de cooperar en nuestra biología, en nuestro ADN. El sólo hecho de que nos preocupemos por las otras personas, que tengamos la capacidad de darnos cuenta de que otra persona vale tanto como nosotros mismos, es algo que no se ve en la naturaleza fuera de nosotros; somos los únicos agentes morales. Somos los únicos con conciencia. Nosotros, por primera vez tenemos la opción de surgir, todos juntos, cooperando en vez de tratar de dominar y controlar al resto. En términos que Maturana utilizaría, en nosotros está la opción de elegir evolucionar hacia un Homo Sapiens aggresans, en la agresividad, o hacia un Homo Sapiens Amans, en el amor.
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